Son las doce.
Es esa hora en la cual tu mente ya empieza a hacer un barrido de todos los ruidos, las manchas y de todo lo que se supone que para ti es extraño y objeto de nerviosismo.
No es muy comprensible que algo que te afecte tanto en tu vida, sea tan difícil de explicar…Se supone que si lo vives más de un día a la semana, y que te marca tanto, sería pan comido el abrir el abrir la boca y contar para que los que escuchen lo hiciesen también.
Supongo que es tan complicado explicarlo como entenderlo…y con cosas así te das cuenta que a veces somos muy crueles siendo poco inteligentes, porque es muy fácil meterse con los “defectos” de alguien y a veces no nos damos cuenta que podemos hacer daño del de verdad.
Nada más supongo…Las noches más horribles son aquellas en las que tú, P, no estás conmigo.